Durante la mañana del 30 de septiembre fasteanos mantuvieron un encuentro con el Sumo Pontífice en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. Al ingresar al salón el Papa fue recibido por aplausos de quienes se congregaron en Roma para vivir este momento histórico.
Dejando de lado las cuestiones protocolares, el Papa decidió entregar el discurso que tenía impreso al Presidente de Fasta, Pbro. Cesar Garcés Rojas, y así aprovechar la ocasión para compartir anécdotas de su juventud y del camino sacerdotal que ha vivido con nuestro Padre Fundador, Fray Aníbal E. Fosbery O.P, durante sus años en Buenos Aires.
En un clima ameno y de confidencialidad el Papa comenzó su relato de los primeros años compartidos con el Padre Fundador con quien, según contó, jugaba al fútbol en una pequeña canchita del barrio San José de Flores.
Recordando la figura del Padre Fosbery destacó que ha sido siempre un hombre y sacerdote fiel a la Iglesia. Además hizo referencia a la importancia de agradecer a los dominicos haberle dado la posibilidad a Aníbal de dejarlo hacer, es decir de haberle permitido y acompañado en la fundación de Fasta.
En el discurso que había escrito para esta ocasión el Papa inicia expresando sus felicitaciones y los mejores deseos por el 60 Aniversario, y dando gracias a Dios por los buenos frutos que el Espíritu ha suscitado en la persona del Padre Fosbery y en su ministerio con la obra de su apostolado habiendo querido con ella contribuir a la aplicación de las enseñanzas que brotaban del Concilio Vaticano II.
A su vez, destacando la tarea evangelizadora que realizamos expresa “es siempre sorprendente ver cómo el Espíritu Santo se abre camino en cada realidad del ser humano a través de los talentos que inspira en los discípulos de Jesús. Y hoy, vemos cómo su Fraternidad ha acogido el mensaje conciliar y ha puesto en marcha diversos proyectos para la evangelización de la cultura, la juventud y la familia, creando una gran variedad de instituciones educativas, como colegios, universidades, y residencias universitarias en diferentes partes del mundo. Asimismo, la Fraternidad Santo Tomás de Aquino para sacerdotes y la Fraternidad Apostólica Santa Catalina de Siena para consagradas es un valioso servicio para hacer madurar los carismas de enseñanza en todos los fieles, incluidos aquellos que se han consagrado al Señor”.
Para finalizar el encuentro el Santo Padre dijo “sigan con esta bendita Fasta que él les dejó, y sean fieles al carisma”.