Qué valioso y necesario es contar con tiempos para disfrutar el descanso, recrearse y compartir con la familia y los amigos. El receso de invierno es, sin dudas, una gran oportunidad para el encuentro familiar, fortalecer lazos, sembrar recuerdos que perduren en el tiempo y renovar el cariño con gestos sencillos.
En este tiempo en que nuestros hijos están más horas en casa, sin las obligaciones escolares y sin horarios que cumplir ¡Qué gran oportunidad para generar espacios de encuentro!
A veces nos llenamos de actividades recreativas como el cine, paseos, espectáculos, etc. Si, todas estas actividades dejan huellas y son muy preciadas en la vida de nuestra familia pero, les proponemos que, al planificar los eventos de las vacaciones, dejen lugar a momentos para el diálogo, la comunicación, la escucha espontánea y natural que puede darse en un helado después cena, unos mates al lado del fuego, una merienda familiar fuera de casa, etc.
Los juegos de mesa, los tiempos de ocio con lectura y música de por medio, son también, contextos muy propicios para fortalecer buenos vínculos y acompañarse mutuamente.
Dedicar, además, un momento del día a la oración familiar, nos dará la paz y la alegría del encuentro con quien es el Amor con mayúsculas.
Estos días en que a veces los horarios se trastocan y en algunos momentos parece que necesitamos volver a las estructuras cotidianas, nos dispongamos a “disfrutar”, a dar buenos frutos, para ver a nuestros hijos crecer en el bien y felices.
Que ellos nos encuentren disponibles, para vivir la experiencia de saberse amados mirados y elegidos. ¡La familia es el lugar más seguro para vivir unas vacaciones inolvidables!