Era un 7 de octubre de 1962 cuando la Voluntad Divina quiso iniciar una nueva obra de Iglesia a través del padre Aníbal Fosbery, fundador de Fasta. Era el día de Nuestra Señora del Rosario, quien había llamado a sus hijos a comenzar una peregrinación espiritual que los llevarían al encuentro con su Resucitado hasta la Gloria eterna.
Así sucedió en el siglo XII cuando María Santísima llamó a nuestro Padre Santo Domingo a emprender una cruzada kerigmática por medio de la oración del Santo Rosario, a quienes se habían alejado de la verdad del Evangelio.
Así había sucedido en 1571 cuando el Papa San Pío V había pedido el auxilio a nuestra madre, la Virgen María, con la misión de vencer a la flota enemiga turca, cuando los musulmanes amenazaban con invadir Europa y destruir la cristiandad.
Así había sucedido en 1806 cuando Santiago de Liniers se encomendó a la Reina de los Cielos para vencer a los ingleses que habían invadido Buenos Aires. Desde ese día nuestras tropas, junto con el pueblo, lucharon contra los extranjeros logrando la reconquista de la ciudad por mediación de Nuestra Señora del Rosario.
Una tras una, fueron aconteciendo las batallas en defensa de la cultura católica contra aquellos que querían arrebatarnos los principios más nobles y hondos de nuestro legado cultural y religioso, como es la fe católica de nuestra patria argentina.
En este octubre de 2023 nuevamente buscamos a nuestra Madre del Rosario para que sea la Reina de nuestro ejército espiritual que lucha contra las insidias del mal. ¿Y hoy cómo actúa Ella en la identidad de la escuela católica de Fasta? Es María santísima quien nuevamente se pone al frente de nuestras comunidades para librar el buen combate de la fe: cuando un docente enseña la verdad de la persona humana, defendiendo la vida y el orden natural en contra de cualquier la ideología de género, cuando un profesor enseña la verdad de la epopeya evangelizadora de América, cuando uno sacerdote celebra la eucaristía a los estudiantes en nuestras capillas, cuando una de las familias del colegio vive de la oración en su hogar … En todas estas batallas cotidianas, vuelve a hacerse presente la intercesión de la Virgen del Rosario. Lo hace al igual que esos siglos pasados en que las victorias aseguraban la presencia reinante de Jesucristo en medio nuestro, como un puente hacia la Patria eterna.
Hoy nos toca mirar tiernamente a María, encender el corazón con el fuego de la caridad y apretar el Rosario en nuestras manos diciendo: Dios te salve María. Porque hoy y siempre volvemos a dar la batalla para que el Reino de Dios impere en nuestros corazones y en nuestros colegios católicos.